Propiedades del Aceite de Oliva
La dieta mediterránea debe parte de su buena fama a las virtudes dietéticas del aceite de oliva. Sabroso y muy saludable, es la opción ideal para aliñar y cocinar.
El aceite de oliva es muy rico en grasas, pero se trata de grasas insaturadas, es decir, que ayudan a bajar el colesterol malo (LDL) y a incrementar el bueno (HDL). Y sus polifenoles y la vitamina E impiden la oxidación del colesterol, evitando que se convierta en un problema.
Otra de las ventajas que confieren al aceite de oliva sus ácidos grasos estables, es que resiste bien las altas temperaturas que se alcanzan en determinadas formas de cocción. En otros aceites vegetales muy utilizados para cocinar, como el aceite de girasol, los ácidos grasos poliinsaturados, menos estables, se oxidan y se degradan a temperaturas más bajas, dando lugar a decenas de compuestos tóxicos. Algunos de ellos son cancerígenos y en general perjudican el hígado. El aceite de oliva también se degrada, pero a partir de los 180 grados, una temperatura que no se sobrepasa normalmente. En cualquier caso, para beneficiarse de las propiedades del aceite de oliva es necesario consumirlo frecuentemente crudo, como aliño de ensaladas y otros platos.
El aceite de oliva protege la mucosa del estómago al disminuir la secreción de jugos gástricos. Además evita el estreñimiento y ayuda a que el hígado elimine toxinas.
El aceite de oliva es un alimento milenario que ya no necesita convencer a nadie de sus virtudes, pero la ciencia continua realizando descubrimientos sobre sus cualidades. Por ejemplo, investigadores españoles relacionan su consumo con una incidencia menor de las enfermedades degenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. Una razón más para tomarlo cada día.