Esta torre de Shanghái es la segunda más alta del mundo
El rascacielos mide más de 600 metros y no está en Nueva York. Con 127 pisos, se encuentra en el distrito financiero de la ciudad china.
Si pensamos en rascacielos seguramente venga a nuestra mente Nueva York, la segunda ciudad del mundo que exhibe la mayor cantidad de estos edificios, sólo por detrás de Hong Kong. Las grandes urbes que presentan un alto nivel financiero hacen uso de ellos para explotar al máximo el aprovechamiento del suelo y así instalar oficinas y residencias de la forma más económica posible. Hoy en día, el rascacielos más alto con más de 800 metros lo tiene Dubái, una de las ciudades más ostentosas del mundo. Sin embargo, hay otra capital que le pisa los talones al emirato árabe y que ha conseguido tener la segunda torre más alta. Con 632 metros y 127 pisos, la “torre de Shanghái” es el edificio más alto de China y el segundo más alto del mundo.
La construcción del proyecto comenzó en 2008 con el diseño de Gensler, la firma estadounidense de arquitectura. Actualmente, el edificio cuenta con nueve zonas temáticas diferentes y se sitúa en el bullicioso distrito financiero de Lujiazui. En la base de la estructura, podemos encontrar tiendas y salas de conferencias, mientras que en la zona 2 a la 6 se ofrece un espacio para oficinas. La zona 7 alberga un hotel, con otros hoteles y boutiques encontrados en la zona 8. Finalmente, los niveles de observación se incluyen en el pico en la zona 9.
Gensler se inspiró en los patios a pequeña escala de Shanghái diseñados en forma de espiral. “En lugar de parques repartidos horizontalmente por la ciudad, la torre ofrece espacios de reunión apilados verticalmente”, explican los arquitectos. “Al enfatizar el espacio público y ubicar tiendas, restaurantes y servicios urbanos en los niveles del atrio, la torre de Shanghái ofrece una nueva experiencia para vivir y trabajar”, comentan.
Además, los profesionales de la arquitectura pensaron en todo, y para resistir los vientos de tifón comunes en la región, diseñaron una forma asimétrica con un perfil cónico y esquinas redondeadas, una forma que redujo las cargas de viento en un 24 por ciento.
La silueta de la torre, que se cimenta sobre una base central de hormigón, llama la atención a simple vista por su peculiar elevación hacia el cielo en forma de espiral.
Gracias a esta construcción, podemos ver que la arquitectura no tiene límites. ¿Te gustaría trabajar en la segunda torre más alta del mundo?